



HAY UN PRECIOSO MANANTIAL
Compositor: William Cowper
Traducido al Español: Dominio Público
Quizá el himno más conocido del Compositor, el cual fue escrito cuando el autor tenía 40 años. Este himno se basa en la doctrina bíblica de la necesidad absoluta de la sangre de Cristo para el perdón de los pecados. A pesar de que el modernismo y la teología contemporánea atacan constantemente este precioso himno y otros que se refieren a la sangre de Jesucristo, este canto evangélico ha soportado la prueba del tiempo y ciertamente mantendrá su popularidad entre nosotros, quienes creemos las palabras bíblicas: "Sin derramamiento de sangre no se hace remisión" de pecados.
HAY UN PRECIOSO
MANANTIAL
Hay un precioso manantial
De sangre de Emanuel,
Que purifica a cada cual
Que se sumerge en él.
El malhechor se convirtió
Pendiente de una cruz;
El vio la sangre y se lavó,
Creyendo en Jesús.
Y yo también mi pobre ser
Allí logré lavar;
La gloria de su gran poder
Me gozo en ensalzar.
¡Eterna fuente carmesí!
¡Raudal de puro amor!
Se lavará por siempre en ti
El pueblo del Señor.
ALCANCE SALVACION
Este himno es conocido también como: "Estoy bien con mi Dios".
Un día, en la ciudad de North Troy, Nueva York, nació un niño llamado Horatio G. Spafford. Era el 20 de octubre de 1828. Este niño creció, estudió y se graduó como abogado ejerciendo más tarde en la ciudad de Chicago. Tenía algo más de cuarenta años cuando cuatro tragedias llegaron a su vida. Primero, la pérdida de un hijo varón. Más tarde, una fuerte cantidad de dinero que había invertido, se evaporó quedando económicamente mal parado. Meses después, el gran incendio de Chicago en 1871 llegó también a afectarle en gran manera en sus bienes materiales.
Tal fue el estado de la familia Spafford que decidieron, pasados dos años, hacer un viaje a Europa. Había varios motivos para este viaje. Uno de ellos obtener un poco de distracción, y otro, el encontrarse con sus amigos y hermanos en Cristo, D.L.Moody y el cantante y músico que siempre le acompañaba, Ira D.Sankey, que se hallaban en Gran Bretaña.
La ilusión embargaba a toda la familia. Era un viaje deseado por cualquiera, y ellos, por fin, lo iban a realizar. Cuando llegó el día, algo retuvo al Sr. Spafford en Chicago. Pero él no quiso que su familia se viera afectada por este problema de última hora. Así que, llegando el día, envió a su esposa y cuatro hijas a emprender el viaje. El había de encontrarlas unos días más tarde.
Era un día de noviembre de 1873. El barco estaba a punto de partir. Los saludos, abrazos, últimas recomendaciones...y el "SS Ville du Harve" zarpaba rumbo a Europa.
El día 22 de noviembre, unos días después, el SS Ville du Harve chocó contra el barco inglés "Loch Starpoints " hundiéndose bajo las frías aguas del océano en tan sólo doce minutos. Poco después, la Sra. Spafford llegó con otros supervivientes a Candiff, capital de la industria Gales, en Gran Bretaña. Desde allí, envió un telegrama a su esposo con estas dos palabras "UNICA SALVA". Enseguida el Sr. Spafford tomó tomó el primer barco y viajó a encontrarse con su esposa.
Se dice que durante el viaje, el navío que conducía a Spafford atravesó el sitio exacto donde se había hundido el SS Ville du Havre. El capitán le indicó a Spafford donde se hallaba el infortunado buque y el lugar donde sus hijas habían perecido. Al caer en cuenta que allí era donde estaban sus hijas, Spafford descendió a su camarote y con la imagen de la tragedia en su mente, escribió los versos que componen esta preciosa melodía.
Siendo un diligente estudiante de la Palabra de Dios, el Sr. Spafford llegó a estar tan interesado en la Segunda Venida de Cristo, que en 1881 él y su esposa decidieron ir a Jerusalén, y esperar allí la venida del Señor, Allí murió SPAFFORD. Antes de morir, él y sus esposa ayudaron a fundar un grupo llamado el American Colony; su misión fue servir a los pobres. En la última estrofa del himno, el escritor da expresión sin límites a su aspiración y deseo de corazón.
Un hombre de negocios que había sufrido algunos fuertes reveses durante la crisis financiera, y estaba en un profundo desaliento, al oír la historia del himno, exclamó: “Si Spafford pudo escribir tan hermoso himno de resignación, no volveré a quejarme nunca más.”
Este himno fue cantado por primera vez en una reunión en Farwell Hall, Chicago, por el Sr. P. P. Bliss, quien compuso la música.